Imagen obtenida de Internet
Camina hacia mí con pasos pausados,
me mira a los ojos y sonríe.
Soy feliz al ver que sus labios al abrirse
me muestran su boca sensual y divina,
con sus dos hileras de dientes blancos y perfectos.
Siento entonces como se me inunda el corazón
de alegría y felicidad, ella me sonríe porque ¡es feliz
conmigo! Llego hasta ella y la abrazo,
su perfume lo llena todo.
Lo inhalo como sí en ello me fuese la vida
y la acaricio y beso. Siento entonces en mi piel
el potente "redoble" musical de su pecho.
Me da la bienvenida con el sabor fresco
y húmedo de sus labios que me hacen suspirar.
Danzamos los dos dejándonos llevar por el melódico
y a la vez acelerados latidos de nuestros corazones.
Y ya, ahí sí, perdimos la noción del tiempo
y nos amamos y envejecimos juntos.