Ella es la que me inspira...
aunque mi
inspiración viene y se va,
porque sus
alas son largas y no tienen
ningún
control sobre su vuelo,
mucho
menos puede controlar sus palabras.
Y
sí, a mis emociones me las retrata,
juguetonas
y traviesas…
también
es cierto que juega con ellas
y
me las vapulea…
sin
ninguna clase de miramiento.
Por
todo ello me deshice de su nudo y de la razón
pensando
que mis pasos hacia la verdad,
serían
más rápidos y certeros.
Y
me encontré que, al darle la vuelta al nudo,
y
liberarme, quedé preso para el resto de mi vida,
de
sus labios y de sus “te quiero”.