Ella vive y lucha por todos,
se levanta cada mañana
y al mirarse al espejo, no se ve...
le resulta imposible reconocerse
y se niega a sí misma.
Las lágrimas agitan su pecho,
aunque luchan por no caer.
Ama a sus hijos,
a su marido e idolatra a su madre,
(aunque esté lejos de ella).
Muchos pensamientos pasan
en un instante por su mente,
sin embargo, no se detienen,
tiene demasiadas cosas por hacer,
ella es... ¡Madre!
(Dedicado a Marielena Ontiveros, con afecto y
cariño)