Imagen obtenida de Internet
Soy una vida inquebrantable gracias a tu esfuerzo
y a la noble virtud de tus deseos,
cuando siendo por ti poseído,
introduces en mí la dulzura de tu miel
bajo la agria capa de amargura de mi piel.
Y lograste de un árbol seco, ya muerto,
brotaran brotes verdes y volviera a nacer.
Hoy soy un como un inmenso jardín
embellecido por tus besos y por las gotas de rocío,
regadas con la salvia de tu ser.
Por esa y otras razones ¡te amo!.
Te amo sin preguntas o sin pensar en el mañana
ni buscar más verdades,
que las de sentirte entre mis brazos
y beberme la vida contigo en mis brazos,
en tus labios…
¡y con tus besos robándome el aliento!