Tengo a mi alma dormida,
vieja en sueños... pelea,
se agita y confundida
te observa y te alinea.
Sonríe emocionada,
me mira y alardea
con aplomo, desnuda
su cuerpo y me sisea.
"Ven a mí, otoño noble,
pureza de mi jardín...
soy tuya... mi admirable
mosquetero espadachín.
Hazme tuya y culpable
¡caballero paladín!"