Imagen obtenida de Internet
En ésta incertidumbre de sueños, panacea del olvido,
ni sé si
vivo o si tan siquiera esos sueños son de verdad míos.
Sombras que se me abrazan en mis noches de insomnio, me
angustian, duelen,
o me hacen sentir frío.
¿Vivo? desparramado voluntariamente,
sobre tierra seca, polvorienta, pegajosa, mugrienta
y desapasionadamente acariciadora y fría.
Mi corazón, sin signo evidente de fe,
late con rubor, la
sangre ardiente de mis venas
ruge como río que busca su cauce.
Sin embargo, transita el ansia desguarnecida,
vibrando en mis
pensamientos el dolor...
el alma quiere escaparse de este cuerpo endeble, arrugado
y
convencido que de tanto ansiar la paz... ¡ni a la muerte consigo!