No me juzgues a la ligera, ¡abrázame
primero,
y bésame después! no vivas de nuevo el
suplicio,
de sentir mi triste ausencia y a mi
el entrañable roce de tu abrazo.
.
Recorrerán mis labios esos sabores dulces
de tus labios y la melodiosa melodía,
me envolverá hasta hacerme preso,
tu boca jugosa, apresando a la mía!
Volverás a sentir mi cuerpo y estas ansias
locas mías...
¡al poseer tu cuerpo, y beberme al fin toda
tú agonía!
Soy con todo, el abrazo invisible que,
sin cuerpo ni brazos... te envuelve y te
dice,
lo mucho que te ama!