La vida
se convirtió en una hoguera...
deshaciendo
mi carne como cera caliente,
Corrí aterrado
en medio de mis pesadillas,
a guarecerme en un profundo y escondido rincón
del alma;
Temiendo
diluirme y convertirme en cenizas y olvido.
En la
huida, perdí los sueños...
las
ganas y la alegría.
Tan
hondo caí en ese abismo que,
cuando
quise volver a pisar tierra;
¡ésta ya
no existía para mí!
Me hundí
en un barco propio de agonía
y dejé
embarrancar en tierra movediza mis ilusiones.
Hoy mi
cuerpo es sólo un desierto
carente de esperanzas, talento
o de un ilusionante... ¡te recuerdo!