Extasiado me miro en tus ojos,
los dos yacemos rendidos en el lecho,
nuestras manos unidas,
sobre nuestros pechos agitados.
¡Qué felices y cansados!
nuestros cuerpos saciados,
yacen ambos abrazados.
Tus entrañas fueron satisfechas.
Las mías, doblegadas y vencidas,
aún deliran y suspiran...
Me atrevo a buscar tus labios,
devorando tu boca inmersa en la mía.
Me devuelves el beso,
¡queriendo arrancarme el alma
antes de quedarte... dormida!