Surcarán
mis labios temblorosos,
el
trayecto inmenso de este desierto,
besando
al aire que le lleva tu perfume,
hasta
hacer brotar en mis ojos,
las
lágrimas desgarradas de mi desconsuelo.
Tropecé,
siendo la causa injusta de mi destierro,
las
inquietas revelaciones, de sueños y pesadillas...
Persiguiendo
sin desmayo tu imagen; Mi poesía.
Hoy ya
dejé de la mano del destino
mí furia
y mis lamentos,
para
correr a encontrarme contigo,
cruzando
raudo este infértil desierto;
¡para poder
protegerte de mis sueños!
Te
abracé, al igual que se abraza,
lo que
no se tiene...
envolviendo
tus suspiros
con mí
aliento caliente.
Y me
hice a la mar...
sin
remos... sin velas,
tan solo
con mi pasión,
¡y mi
loco deseo de amar!
Naufragó
mí cuerpo en tu costa,
desatando
la pasión de mis deseos
y
haciéndote navegar por las simas
voluptuosas
de mis recuerdos.
Acariciaron
entonces mis manos tu vientre,
entrando
en ti mi carne gimiendo.
y despertando
el volcán incierto,
que vive
y sientes… en tus adentros.