Imagen obtenida de Internet
La vida, es un estado permanente e inconcluso
de sueños, trazos pequeños alargados, deformes
y dibujados con una tiza negra que, se nos diluyó un día,
tragado
por ese valle sediento y lleno de piedras, mente universal,
que un día, tal vez nos habló,
y que será llamado un día a ser nuestro destino.
II
Desde el silencio,
acorde este con la razón,
viajé a caballo de la mente y el sueño,
y entre tus brazos y tu pecho,
bajando por tu vientre
y acoplándome a tu femineidad,
dejé ir lo que de hambre y sueños
me golpeaba duramente
el corazón..
III
Te quise mirar
como se mira un sueño
y me perdí en tus ojos
cual ave en un horizonte
volando sobre la nada.
IV
Ardí en deseos de besarte
y me estremecí al rozarte,
tus labios eran hielo,
y escarcha fue
lo que se depositó en mi piel
cuando posaste en mí
la frialdad de tu mirada.
V
Fueron los años
los que me enseñaron
a diluir el daño
y a cerrar heridas,
no obstante, amor,
la herida del corazón,
ésta, no, nunca se cerró.
VI
Apiádate de mi señor,
murmuré mirando al cielo
y sin creer en Dios.
Apiádate y reza por mí,
la vida es solo un sueño
y yo, hace mucho, mucho tiempo
que me desperté.