No me queda paciencia
para continuar esperando,
lo dejo todo.
Abandono el lugar
que me perteneció
por tantos años.
Son demasiados años
esperando,
sin tan siquiera
recibir una sola visita.
―Todos me olvidaron ―.
Miro los alrededores
y veo todas las demás viviendas
pintadas de color blanco,
sus cristales
reflejando al sol
el lindo corazón
de sus seres amados.
Sin duda
quienes los visitan,
las decoran
con preciosas
y maravillosas flores.
Se expande ante mí,
un aroma inconfundible
a campo y a flores,
entremezclado, eso sí,
por ese desencanto que
suelen tener
los despojos olvidados
de los… muertos.