Me pides la verdad...
y la verdad no es más
que un sueño envuelto
por una mentira más.
Te hieres y me hieres.
Tu desconfianza
cada día va a más
¿acaso lo que quieres
es poseerme y ser tú y no yo
quien decida por mí y nadie más?
La verdad...
“como si alguien la dijera”.
Somos humanos,
la mentira nos vestimos
por bandera,
y nos desnudamos la piel
vistiéndola con quimeras.
Cuando la posesión
se convierte en nave
y nuestro corazón
en vela...
esperamos que el
viento
sea quien nos lleve
y nos sepa manejar,
soplando bien
fuerte hasta llevarnos y hundirnos
en la alta mar.