Me
cansé del dolor
de
las acciones de la carne
y
del ingrato sabor
de
los no besos de nadie.
Vacíos
insondables
de
un alma que se agotó,
se
resquebrajó de sentir...
y
se fundió de cuanto amó.
Me
hastié de sufrirme,
de
herirme sin sangre.
De
manejar mi histeria
y
de morir un instante cada día.
De
soportar la soledad
y
ejercer sobre mi esencia
una
culpabilidad sórdida y fría,
aquella
que transgredí sin ser mía.
Quiero
beber hasta hartarme,
hasta
sentir que mis entrañas
vibran
y se hinchan
hasta
explotar y dejar de existir.
Me
cansé de dolerme y quejarme,
de
luchar sin poder...
un
poder que no comprendo,
de
una injusta razón para morir.
Quiero
contar aquí mi historia,
una
verdad desapasionada y doliente
de
un fracaso o tal vez, de un ocaso...
!el
de mi propia muerte!