Imagen obtenida de Internet
Mi corazón me grita ronco,
bombeando sangre,
salpicando mis silencios
con el ardor de la carne.
Instigando hambriento
a sacar mis garras
y a desgarrar mis ansias
arañando la tarde.
Evoco ilusiones que encerré
en un frasco de cristal,
transportándolas al ilusorio
efecto de mi cerebro,
tal vez para engañarme, no lo sé,
"si acaso por mí, fuese sincero."
El caso es querer y fantasear
creer que me lo creo.
Isotopos irritantes
que me excitan la imaginación,
cayendo en desgracia
al mirar mi reflejo en el cristal
y contemplarme.
Rodearme de sus brazos
y extasiarme sin más.
Esa es la ilusión del corazón
y el máximo pecado de mi carne.