Las
rosas de mi jardín imaginario
me están
gritando tu olvido…
cercenando
de un solo tajo
¡lo
mucho que te he querido!
El amor que
te regalé a raudales
resbala
hoy por tu piel, gris y deslucido.
En
nuestro jardín, hoy, entre el jacinto y
la hierbabuena
mis
rosas, ¡yacen secas y mustias por el olvido!
Hasta el
aroma se les diluyó
en
vahídos necios del corazón,
cuando
me pedías llorando
¡que
nunca te olvidara yo!
No quise
seguir mirándolas
y me marché
llorando….
formando
a mi paso… canales,
lágrimas
negras, necias, vacías y huecas
Risas se
escucharon tras mis pasos,
no, no
eran las tuyas no,
eran las
mías... muy amargas y burlonas,
se reían
de mi estúpida razón.