No puedo
evitar soñar contigo,
te
acaricio en sueños y te amo en mis silencios,
hasta
siento como me diluyo dentro de ti, en tus caricias,
en tus
besos y siento que ahora sí... ¡soy parte de tu universo!
Tu boca
me sabe a canela y a fresas salvajes,
plantadas,
regadas y cosechadas, ¡sobre mi cuerpo!
eres
pues la más divina y dulce ensoñación
para mi espíritu hambriento.
Sabes
que en mi sueño no hay límites,
navego
sobre la lava ardiente de tu vientre
o me
embeleso entre el labio de tu boca
que me
suspira o tu sexo que me pervierte.
En
actitud y deseos de poseer hasta tu aliento,
me
duermo y sueño… y este sueño no es otro que,
¡amarte con
tremenda pasión y a destiempo!