Me dices
con tus besos que me quieres,
con tus
caricias que soy tuyo
y yo
sigo sintiendo, que estás muy lejos…
y mi
alma, sin tu presencia se me muere...
Me
dejaste, al marchar, esa esencia pasajera,
que
fueron causa y obsesión de mis pesares,
reteniendo
para siempre en mi retina
esos
pasos silenciosos tuyos que se alejan.
Mi mente
corta como cuchillo,
al dejar
libres a mis pensamientos otoñales,
te
sueño, me hago ilusiones y hasta creo que te tengo...
en vanas
e ilusas fantasías de viejo y decrépito gruyo.
Hasta
sueño que cesa la distancia… y vuelven tus besos,
prometiéndome
gozosas y divinas ensoñaciones.
Te
paseas y recreas ante mi... y te burlas,
de mi incipiente locura,
la que
me hace esperar una caricia tuya que…
nunca
llega, de besos de azafrán...
con tus
labios de pimienta negra.