Hoy más
que nunca,
siento la soledad arañarme el alma,
y
convierte en polvo cuanto me atañe
o hace
feliz… estrujando de modo cruel,
a este
pedazo de chatarra que
me late
y suspira en mi pecho.
Siento
tantísimo la soledad…
que me
hundo ciego en esta ciénaga,
en esta isla despoblada de amor,
dónde
vivía o creía vivir… preso.
La fe
dormida… sin caricias,
abrazos
que son estrujados y se desean,
que se
pierden en otros labios
deseando
ser amados pero… sin un solo beso.
Mi vida
yace seca,
ni una
sola brizna de esperanza,
todo
permanece yerto… abandonado.
Así
estará mi cuerpo en el sepulcro
dónde
alguna vez… será enterrado.
Hoy más
que nunca,
siento la soledad arañarme el alma,
y
convierte en polvo cuanto me atañe
o hace
feliz… estrujando de modo cruel,
a este
pedazo de chatarra que
me late
y suspira en mi pecho.
Siento
tantísimo la soledad…
que me
hundo ciego en esta ciénaga,
en esta isla despoblada de amor,
dónde
vivía o creía vivir… preso.
La fe
dormida… sin caricias,
abrazos
que son estrujados y se desean,
que se
pierden en otros labios
deseando
ser amados pero… sin un solo beso.
Mi vida
yace seca,
ni una
sola brizna de esperanza,
todo
permanece yerto… abandonado.
Así
estará mi cuerpo en el sepulcro
dónde
alguna vez… será enterrado.