Sueños
que vinisteis a perturbar mi paz,
marchad
y dejadme con mis quimeras,
que soy
feliz así, olvidarme y no me busquéis más,
el
tiempo será con el pasar de las horas el refugio para mi paz.
Caminaré
sin rumbo… de guía harán mis pies,
seré
fiel a mis anhelos, a nadie esperaré…
duele el
alma, sí, ¿a qué negarlo y para qué?
De vacíos
huracanes me llené y ahora toca expulsarlos
sin
mirar los porqué, la pasión me llegó tarde, lo sé,
apenas
me rozó y… desperté.
Mañanas
que fueron del ayer, suspiros,
me
robaron sus atardeceres. Hoy, tan solo
soy parte del ayer,
entrecortado
y seco… acaso desvaído,
un
temerario pensamiento se me escapa,
¿Acaso
me estoy alimentando de lo que sembré?