Imagen obtenida de Internet
Me
adentré en la inhóspita mansedumbre
buscando
un consuelo a mi falta de alegría,
creía
que sería bueno hacerla mí compañera de fatigas...
¡toda una maldita osadía mía!
Se
adentró entonces tan profundamente en mi sangre que,
me
inoculó su veneno hasta el fondo haciéndose
dueña de mis sueños,
actos y hasta logró
hacerse ama de mis fantasías.
¡Hoy
maldigo el día que la cobijé! cuando sin pensar,
la estreché en
mis brazos sin arredrarme...
aunque hoy maldiga la hora en la que me derrumbé
en pedazos a sus pies.
Porque
yo soy un actor de un solo acto,
escribiente de una historia sin
diálogos,
un callado
protagonista
de una serie de comedia
a la que no se le añadió
un final feliz.