Imagen obtenida de Internet
Me busco en cada amanecer en su mirada,
porque, es ella, la chispa que me ilumina,
la flor de una juventud que siempre será mía,
mi amada, la fresca y lujuriosa esencia de mi poesía.
Melosa, cual abeja cultivando su miel.
Eres la escultura viviente que admiro,
no por la belleza física que (la tienes)
sino por lo que para mí significa ser tuyo y tú, mía.
Musa indiscutible, graciosa y dulce, donde me miro, donde me
anhelo,
carente de disputas pues, eres tu sola,
¡la única!
Mujer que hace dichoso y feliz a su hombre,
él que fue siempre díscolo e imperfecto.
Hoy alcé el vuelo, no sabía hacia dónde...
tal vez busque otras ansias o un nuevo horizonte,
culpa de mis
carencias de afecto y de apetito
o musgo húmedo y nuevo que lamer.
Cuerpo apetitoso en el cual me he de volver a perder…