Imagen obtenida en Internet
En esta desoladora inquietud que me estruja el alma,
soy
consciente que voy pendiente abajo, y sin frenos,
de una manera perpendicular y
buscando un choque frontal
que anule o de visión a esta locura,
a ésta obscena forma mía
de hacerme daño,
herirme y perderme en la agonía.
Es un sistema regresivo para, de nuevo,
volver al pasado. Lo
sé, lo sé muy bien,
lo percibo como algo profundo, un embestir
y forzar de
manera absurda lo inevitable.
Es ese estremecimiento que te da el cuerpo
cuando te avisa
como un interruptor
que se te está quebrando el alma.
¡Insensato! voy hacia un camino sin retorno,
con la única
compañía del agua sucia de mis lágrimas y la solapada, burlona y concisa mirada
de lo absurdo riéndose de mí.
"Mírame", me diría ahora, sin mover apenas los
labios, Satanás. "Ves, ni pensaste volver y ahora ni siquiera podrás
regresar. Eres el arcoíris que quisiste ser, aunque no te servirá de nada. ¿Me
ves? soy tu reflejo,
mirándote sarcástico desde tu propia y necia oscuridad.