Imagen obtenida de Internet
Me
pregunto tantas veces en qué debí fallar...
que
las respuestas, una tras otra y enlazadas,
no me dicen más que lo mismo una y
otra vez,
que no soy más que lo que
sembré.
Una
historia que escribí en tierra seca,
tierra
resquebrajada en finas capas de hiel,
recubiertas
de pústulas, vivas y muertas a la vez,
lugar anodino donde alguna vez me
resguardé de la fe.
Hoy
las estrellas en el cielo están escribiendo mi nombre,
casi sin brillo. Son
las líneas blancas que me anuncian la muerte,
me lo gritan desde lo más profundo del cielo y a mí me causan dolor.
Sé que
me maldicen, que me desprecian con razón.
No las convenceré de lo
contrario... ¿para qué?
Acallaré la
vergüenza con un nuevo renuncio...
Aquel
que una vez escribí a fuego en mi pecho para después,
una vez muy dentro, incrustarlo
profundamente en el corazón