Imagen obtenida de Internet
La veo, yace desnuda y hermosa en su cama,
me mira excitada mientras humedece su lengua,
Su boca, como fruta madura tropical,
se abre golosa, invitándome a penetrarla.
No espero a que se impaciente
e introduzco mi lengua hasta chocar contra su paladar.
Nos dejamos llevar por la pasión
y viajamos al paraíso de la carne,
al vicio y a la lujuria de los cuerpos.
Nuestros cuerpos sudorosos bailan
a un mismo compás, suaves al principio,
frenéticos y salvajes al final.
Es nuestro primer orgasmo de la noche…
caliente, los dos húmedos y aún excitados
y con las ansias repleta de ganas.
Nos quedan muchas horas…
los siguientes, no tardarán en llegar.