Imagen obtenida de Internet
Me murmuras al oído, "te deseo"
y mis muslos se aprietan contra tu cuerpo,
se hunden en tu piel como lo hizo Teseo
amando loco a Peribea en su tiempo.
Me abrazas loca de pasión y Perseo
entró como puñal tu entraña y ocupó
sin esperas, lo que de mujer deseo,
dándote sí, parte mía del olimpo.
Yaces a mi fundida, duerme Eliseo,
entre sombras lúcidas, el horóscopo,
guarda con amor, dulcemente a Perseo.
Nuestras bocas firman con besos el cupo
y nos dejamos llevar por el siseo,
tú, jadeas feliz, mientras yo te arropo.