Se lastima y emociona cuando piensa qué será de él,
se siente impotente, triste y sola, para rozar su piel.
Lo intenta una y otra vez con fuerza, con rabia, y muy fiel,
no quiere perderle, él, es su batalla, es su Gabriel.
No buscó, hacía años que para ella la vida era cruel.
Dedicó su ayer a los demás, su vida fue su cárcel.
Oh, mundo terrible que la aprisionaste en un carrusel.
Cegada y sola, rodeada empero por un aguamiel.
Hoy lo tiene entre sus brazos, lo anima y ensalza, y su piel
brilla iluminada con esplendor, feliz lo mira, y él
la besa, sonríe, mima, acaricia, bebe su miel.
La felicidad parece arrastrarlos, toman su arancel,
aquel que un día les fue denegado y hoy es su timonel.
Al fin juntos, los dos
unidos camino de su vergel.
Poema especialmente dedicado a Marta (ella sabe porqué).