Voy buscando con delirio, tu pecho,
al que, mimoso, me quiero arrimar,
para sentir tu calor y poderte abrazar
y tú, niña de mis ojos,
nunca un capricho para mi serás.
De mi alma blanca ni del azar
podrás jamás la lista engrosar
de quereres baldíos y sin sentidos;
seré yo tuyo y tu mía y de nadie más.
Seremos nosotros dos o ninguno
¿qué más podremos tu y yo desear?
somos dos, carne, piel o huesos
y
también somos agua o aire…
y
en la tierra, solo amor y sangre triunfará.
Por el camino andaré siempre tras tus
pasos
y por muy absurdo o profundo a otros
ojos,
un "te quiero" de mis labios o
bien un…
te amaré hasta mi final…
¡Siempre te he de regalar!.