Me faltó tiempo para amarte,
corrí como corre el loco
buscando una abertura donde
escapar a lomos de la libertad.
Y te encontré dispuesta…
Tu cuerpo rodeé con mis brazos
Y dejé que mi boca
Se hiciera dueña absoluta de tus
labios.
Melosa, frunciste las cejas,
entreabriste tus labios
y dejaste que mi universo
penetrara en tu cuerpo
como penetra la luz en la iris del
poeta.
Nuestros cuerpos formaron
una galaxia y nacieron de ella
multitud de estrellas,
todas ellas son hoy una,
nuestra sangre y nuestra descendencia.
Hemos envejecido sí,
aunque nos pese, somos más viejos,
torpes, nos cansamos y hasta tropezamos
al besarnos y amarnos
sin embargo, nuestro amor…
durará por siempre y será eterno.