Te beso y me besas dulcemente,
flor de cielo, tu labio una llama
dándome caricias dócilmente
que tu cuerpo también me reclama.
Mi cuerpo atado al tuyo muy
ardiente
se funde como lava y empalma
culpable de salirse al llevarte
al cenit y perderte en la cama.
Besos que me matan ferozmente
al tener que usar tu cuerpo y alma
para ser feliz, vil e indecente.
Guerrera fuiste mujer, yo, Dante,
escribiendo en tu piel y tu palma
la verdad obscena de quererte.