Muéstrame ese, tu
reducto admirable
y te excitaré
lamiendo tu dulzor,
introduciendo mi
lengua envidiable
y lubricando así tu
exquisito interior.
Gozaré de ti y te
haré sentir adorable
y te haré sentir
sí, un abrasador calor pero, adorable,
que te hará creer
que eres obscena y a mí, un encantador.
Muéstrame sí, con
lujo de detalles
esa porción del
deseo acusador
y señálame mejor
como culpable pues lo soy ¡sí señor!.
Siente fuerte sin
pena ni disfraz, el anhelo que vive en mi carne, la pasión palpable del que
tiembla con ansia y orgullo por saber que satisfizo todas tus ansias, pasiones
y amor.