Imagen obtenida de Internet
Te miro desde la distancia y me sonrojo,
porque habito entre olores y sin sabores
buscando un camino corto que me lleve a ti,
pero no lo hallo… sigues lejos,
donde la luz se oscureció y
dio paso a las insidiosas
y burlonas sombras de la razón.
Te miro desde la profundidad de mi pensamiento.
Te miro… te
miro… sí, ¡te miro tanto! Y el reflejo que me devuelves
es frío y necio, por ser lo que eres para mí,
¡una diosa! y el mundo en que te mueves es álgido y caliente
mientras
yo, tan solo soy pura escarcha y nieve.
Tiembla mi corazón de desencanto, huidizo, casi yerto,
tal vez
porque piensa en buscarte
entre los chillidos de mí sangre en las venas.
Tal vez para encontrarte o solo
para perderme y diluirme contigo
en ella.