Dos cuerpos que se aman y viven en pleno éxtasis y júbilo,
dos
seres que navegan como amantes sobre sus cuerpos,
que se abrazan con deseo y
lujuria, se acarician, se llaman,
besan y estimulan a la par dejándose llevar.
Que disfrutan juntos y olvidados
de las desgracias del mundo.
Que se queman y arden en llamaradas
de deseo y libertad.
Vibrantes y apasionados hacen emerger sus cuerpos
mientras yace
el uno sobre el otro,
en revoltijo placentero e inmersos en goces,
placeres y
lujurias desatadas.
Son ellos, los amantes, dos prófugos huyendo de sus destinos,
inmersos
los dos en el pecado de la carne,
siendo tránsfugas del placer y la unión
carnal.
Dos destinos que se unieron, locos y salvajes
para gozar y que
se fusionaron en orgasmos
y que gozaron libres de sus cuerpos y en libertad.