Imagen obtenida de Internet
Siempre me acaba pasando lo mismo,
por mucho que esquive y lo quiera
evitar, la pesada y cruel carga
de la injuria me alcanza y anula, me aturde y
me acaba por afectar.
Vueltas y vueltas doy, insistiéndome,
“no debes involucrarte en la vida virtual,
serénate, mira fijamente al frente y sigue recto,
sin desviarte
ni un ápice del camino real”.
Inútil insistencia, siempre acabo por torcerme
y desviarme
torpemente del camino principal.
Lo sé no escarmiento, me aturden las emociones
y me bloqueo
mucho más.
Me envuelvo en lo absurdo, en lo imposible
y me alejo de la única cosa que de verdad es real porque,
no hay
vida, no la hay más allá de
lo palpable, con tacto, aroma, sensibilidad porque,
no es real
si no sientes su aliento o no la puedes tocar.