Imagen gif obtenida de Internet
Corrí como un loco cobarde alejándome de mi sueño,
Caminé a
trechos desesperanzado, distante
y cansado. Odiándome y a solo a unas milésimas
de segundos de mi pasado. Entre dientes cantaba…
“Mi vida, halagüeño,
siempre exigiendo
siempre olvidando.
Como se mira a un
pedigüeño,
abarcando mis mentiras,
sordo
a todo lo que me fue
regalado”.
Y caí dando gritos desgarrados por el precipicio gibraltareño…
botando contra las rocas, dándome golpes y quedando roto y arañado.
Fiel a mi sino, fui desangrado y erré como siempre, ¡equivocado!
Falacias, disculpas y mentiras del ayer, en apenas un año,
fui
sin querer misericordioso y pusilánime con mí hado.
Aquel que convirtiera en sombra vil
al que antaño fuera lóbrego ser triste torturado.
Sutil y orgulloso, hoy me mira y se sonríe,
como buen aragüeño, y carga sin queja alguna
y con prontitud a sus espaldas, mí arriendo.
Pese a que se carcajea y se burla de este silencioso humano desahuciado,
enfermo en total desacuerdo.