Imagen obtenida de Internet
Te
adoré nada más mirar tus ojos
y sentir
cómo me envenenaba la pasión.
Labios
rojos que, siendo mis antojos ,
se
convirtieron en mi fija obsesión.
Entre
cristalino llanto y matojos
voy
torpe, de rodillas y contrición,
tras
quien tanto me amó, y de sus enojos ,
fingiendo
siempre frío en su corazón.
Vivimos
una vida entre cerrojos,
oscuro
designio fueron la razón.
Lágrimas
silenciosas mis despojos ,
la
fuerza de sus besos, mi perdición.
Aun
así soy dueño de sus sonrojos,
de sus
sueños, caricias y abrasión.
Ella
es mi sumisa de labios rojos,
la
sensual locura de mi frustración.
Así
hoy lucho por vivir en sus ojos,
en su
lágrima húmeda y sus sonrojos,
en sus
entrañas, su llanto ¡en su pasión!