Imagen obtenida de Internet
Estoy talando cada bastión,
cada recóndito lugar, cada sentimiento,
por mi sentido, para que una vez en ramillete,
a ti, diosa de mi alma, te sea ofrecido.
No me quiero quedar con nada
ni siquiera con un gemido.
Todo lo que habita en este cuerpo mío,
alma, sentimientos, espíritu o latidos…
¡Todo! Es tuyo… amor mío.
Sé que mi ser entonces
será un desierto, una seca roca
o aún peor, una piel
vejada y envejecida por el tiempo,
hasta convertir mi ser
en un mísero cuerpo vacío.
No me importará
porque todo lo que habitó
alguna vez en mis sentidos…
¡Todo! ¡Todo, será por tí poseído!