Imagen obtenida de Internet
Me calientas al grado de tentativa,
sinuosa, coqueta y voluble,
a la vez que convulsa y receptiva.
No puedo detener el impulso de mis manos
que se entrelazan ansiosas a tu cintura.
Ya estás inhalando mi aliento,
y mi boca subyugando tu destino.
No hay lugar para el arrepentimiento
tumbados en la arena nos poseemos.
Convirtiendo la arena en un flamígero
y desolador infierno. Tus piernas en alto,
mi cabeza entre tus muslos y tus pies descalzos.
¡Me abraso sin querer evitarlo!
Tus gritos abrazados a mis gemidos.
Te estoy amando ¡muy adentro!,
donde las entrañas se estremecen
convirtiendo nuestros gemidos en un paraíso.
Tu cuerpo se convulsiona
el mío se arquea y empuja.
Llegan los llantos, los besos mojados,
precedidos de sofocantes jadeos y sonidos.
Mis caderas se funden con las tuyas,
tu vientre echa chispas, ¡fuego!
Y mi cuerpo arde contigo
mientras te inocula su veneno.
Ya eres mía y yo ¡tuyo!
Expulsas tu orgasmo por la boca,
yo lo succiono como un salvaje,
por medio de mis labios.
Ceden finalmente tus muslos,
suspiras y agitas los senos
y de mi pecho, en grito de guerra,
expulso de mí a todos mis demonios.