Imagen obtenida de Internet
Tengo una ventana que está
permanentemente abierta
y por ella te observo al pasar.
Caminas toda graciosa y desinhibida,
con tu faldita larga toda a lunares
que luce abierta por detrás.
Mis ojos no desvío de la ventana,
no sea que pases ligera
y me pierda la belleza de tu andar.
Hoy te diste cuenta de mi presencia,
te paraste un segundo y me sonreíste.
Ni siquiera sabía si sabías de mi existencia.
Hasta este precioso día en que al girar a mirarme,
me pillaste
infraganti
y me sonrojé sin poderlo evitar.
Tus labios mojaste coqueta,
mientras me lanzabas un beso
y me
sonreías sin más.
Tu sonrisa me encadenó a mi ventana
y me apresó sin atar.
Y aquí sigo esperando a que vuelvas,
sin saber que ya no
volvería a verte jamás...
Cuando me leas, no tengas miedo de mi tristeza,
es la que es y
no hay más, si por amarte gocé con delirio,
por no tenerte lo sufriré aún más.
Amar como un quinceañero...