Imagen obtenida de Internet
Me acerco hasta ti pero, es pronto para alcanzarte,
me separo
entonces y te observo admirado por largo rato.
Los minutos pasan deprisa y la noche nos pilla
con su faz
fría e inalterable.
Su cuerpo era un manto frío y lúgubre
que corría a
abrazarme sin vergüenza alguna,
mientras me pasa sus sucias y
negras garras
por la tez y acaricia mis mejillas,
húmedas por mis lágrimas y heladas por la desilusión
y desventura
de mi propio fracaso.
La había esperado tantas horas…
que mi corazón no pudo más y quedó quebrado y
roto,
exánime y sin
vida, como objeto sin tiempo,
Como al árbol seco y viejo que ya no sirve
ni para leña y se le tala
y deshace para servir de abono al campo.
Aunque en mi caso no sirva ya ni para abono