Como quisiera romper ese frío cristal que nos separa,
atravesar
con decisión esos cristales rotos
y hacerme un hueco entre tus muslos,
para poseerte después con
la pasión desinhibida de un loco.
Mis pensamientos son un volcán de sueños.
Un fusil cargado de balas de fogueo.
Un cañón de chuches de un niño de cincuenta y dos.
Me volviste loco, amor, tus labios me hechizaron,
me drogaron, con esa droga que nadie querría rechazar, l
a
droga del amor…
No sabes con que pasión, vida mía, me hierven las entrañas. Me
queman como brasa candente,
me sofocan y me hieren como un cuchillo.
Haciendo que entre en un estado de frenesí y locura
por tenerte y acariciarte con mis labios
hasta llegar a envolverte en mi misma locura.
Después… al caer la noche,
tú dormirás sosegada y tranquila y yo…
dormiré relajado y feliz como niño de veintidós.