Imagen obtenida de Internet
Con desaliento, noto mi saliva amarga,
agridulce y espesa, se me es difícil tragar,
pienso en ti... mi pequeña amada mía.
Respiro inquieto y profundamente,
intentando serenar el espíritu y,
no lo consigo... siento en mí tanta tristeza,
que el dolor me quiebra y lacera el corazón.
¿Por qué el destino juega
a burlarse de nuestras almas,
incordiándolas con el desapego,
la desazón o el dolor?
¿Acaso no es ya bastante desgracia
haber nacido tan lejos el uno del otro,
sin esperanzas de hallar esa unión
en nuestros cuerpos y en nuestras dos almas?
Algo inhumano me sacude el cuerpo como una descarga,
al pensarte, desearte y con locura querer amarte.
Un pensamiento horrible, infeliz, desapacible y sin
esperanzas,
Y la bilis vuelve a llenar mi boca,
al constatar que tú, sigues muy lejos;
Sola, sin mi amor, sin esperanzas…