Imagen obtenida de Internet
El alma se le deshoja como los pétalos
a las margaritas en
otoño,
prendando al frío y enamorando
al húmedo y a la vez cálido rocío
con sus
palabras que gimen hermosas
buscando a quien contar su historia.
Callan lo que su alma casi sin querer lanza a gritos
mientras
silencia lo que su cuerpo a ritmo vertiginoso
quisiera hacer estallar y
silencia,
Tal vez por no ofender o por no querer
causar ese dolor que
ella sí siente cuando,
sin mirar, observa su infinito vacío,
su silencio
pesaroso y constreñido,
sus doloridos y sufridos gemidos.
Ay, del orgullo que hizo vencedor a la carne
dejando sin cauce a un río, a un manantial seco
y a un corazón hermoso que dejó de oír sus latidos.