Imagen obtenida en Internet
Te busco inútilmente en la distancia,
intentando saciar mis ansiedades, pensándote,
ansias de un
cuerpo que, a las horas,
estaba dormido, languideciendo humillado y postrado a
su destino.
Despierto, cavilaba esa necia necesidad que tiene el hombre
de
sentirse acompañado,
tal vez en alguna ocasión, hasta amado.
Mi mente no deja de mirar hacia el horizonte,
volando en alas de un
sueño sobre las olas del mar o saltando
y hundiéndome en ellas
para buscarte en su fondo y encontrarte, cálida,
coqueta,
sensual y viva esperándome.
Tan desesperado me hallo, que lanzo gritos y gemidos sordos
clavándose éstos con ardor en mi bajo estómago
y castigándome sin sueños, para
vivir solo de pensarte.