Imagen obtenida del Internet
Señor,
no me dejes caer y sujeta este cáliz
porque
soy indigno de ser hijo tuyo.
Estoy
huido y perdido, en el limbo artificial
de
malformaciones sentimentales y obscenidades.
Fui
concebido en una hembra humana
y
el espíritu lujurioso de mi padre,
siempre
caprichoso,
siempre
voluble a sus instintos y voluntades.
Sujétame
la mano, padre,
donde
empuño, salvaje y con rabia,
el
puñal inocuo de tus vanidades
causa
probable de mí muerte postrera.
Indigno
fui de ser por ti engendrado, madre,
no
así de ser hijo de mi nefasto padre,
voluble,
erróneo, ególatra e insano.
Perdido
en ese limbo donde se pierde lo humano.
Que
sepas que después de tu ida me iré yo…
allá
donde la sangre sagrada fue robada,
allá,
en el abismo donde el sol fue oscurecido a tus ojos,
negándote su visión porque
tú,
siendo
Dios, fuiste hijo antes que padre,
y
él también te perdonó.