Nunca te pude mirar a los ojos después
de aquello,
El alma se me desgarró a girones y
perdí de vista el mundo.
Tan cruel para mí fue el verte pegada a
otro cuerpo que no era el mío
Y besando a otros labios de tan
distinto sabor,
tan diferentes de los míos…
Caí en una espiran de negaciones,
contradicciones enfermizas de una
mente dañada,
Un eje cruel de formas abruptas y
afiladas,
rodando y rodando… sin decir ni una
palabra.
El suelo perdió su forma y me hundí en
su barro hediondo,
dejando marcada para siempre la huella
de por dónde pisé.
Nunca te pude volver a besar ni quise
hacerlo…
me embarqué en un velero en un mar
enfurecido,
sin guía, sin dueño… y por la
corriente de sus aguas;
me alejé de la mujer que me había
destrozado
y que me había hecho mucho daño, sin
mirar atrás y sin prisas,
tampoco tuve jamás deseos… de volver.