Hace
años inicié una guerra,
Una
guerra donde no había muertos
Pero
sí victimas…
Fui
perdiendo batalla tras batalla,
Y
no, no es ninguna excusa.
Bien
es cierto que mi lucha
Fue
sin cuartel, cuerpo a cuerpo,
Con
las únicas armas que tenía;
Mis
emociones y sentimientos.
Jamás
me provocaron sangrante herida,
Tan
solo grietas profundamente hirientes.
Me
hundí en el abismo mismo de la muerte,
Queriendo
acompañarla en su suerte.
Hace
años me embarqué en una guerra,
Una
guerra cruel sin muertos…
Pero
en la cual hubo una sola víctima;
Mi
patrimonio, ese que no se ve… la fe.