No me dejes en el
desierto…
hambriento y
sediento,
perdido en este
mundo
donde lo que menos
importa
son los sueños e
ilusiones.
No me dejes… si
acaso, despertar,
pues si lo haces y
luego te vas…
me habrás provocado
la muerte
o lo que es peor…
la desidia y el no
volver querer amar.
No huyas, deja que
me una a tu dolor,
a ese llanto de
siglos, río de lava candente,
culpable ingrato de
nuestra desolación,
siempre indecente y
en lucha contra el desamor.
No me dejes…
y si aún después de
rogarte, me dejas…
no pases a la otra
orilla, quédate… desesperación,
al fin y al cabo, también lo sé…
¡Tú nunca me
abandonarás!
No me dejes en el
desierto…
hambriento y
sediento,
perdido en este
mundo
donde lo que menos
importa
son los sueños e
ilusiones.
No me dejes… si
acaso, despertar,
pues si lo haces y
luego te vas…
me habrás provocado
la muerte
o lo que es peor…
la desidia y el no
volver querer amar.
No huyas, deja que
me una a tu dolor,
a ese llanto de
siglos, río de lava candente,
culpable ingrato de
nuestra desolación,
siempre indecente y
en lucha contra el desamor.
No me dejes…
y si aún después de
rogarte, me dejas…
no pases a la otra
orilla, quédate… desesperación,
al fin y al cabo, también lo sé…
¡Tú nunca me
abandonarás!