Imagen obtenida de Internet
Ella vive entre violetas, aspirando su perfume
se siente protegida. Acaricia sus pétalos
mientras los observa y los admira.
Ella es pura, y su belleza los estimula.
la adoran y transpira serenidad,
regalándole su aroma.
Ella vive su sueño entre bancales y madreselvas,
su jardín es
hermoso,
tanto como sus emociones, sentimientos y alegría.
Sus violetas la rodean, la cuidan,
dan hermosura a su rostro y
tranquilidad
a su triste vida.
Ella no necesita nada, ama, ríe y llora
mientras las violetas secan sus lágrimas y suspiran.
Ella, mi adorable niña, aquella a la que un día olvidé,
es hoy
la que me busca y ama.
Con su ramillete de violetas, su rostro de niña,
ojerosa y
soñadora, hoy me busca,
me grita y reclama mi amor.