Imagen obtenida de Internet
De
sonrisa fácil, mi niña sonríe
y
me acaricia dulcemente,
hasta
responde a mis besos,
siempre
riendo, siempre divertida y respondiendo.
La
abrazo y ella se aprieta contra mí,
su
respiración agitada se entrecorta
y
yo la respondo emocionado
con
los latidos desbocados de mi corazón.
Nosotros
no hacemos el amor…
El
amor nos hace a nosotros.
Somos
los lanceros,
lanzamos
ágilmente nuestras redes,
pero
somos presos de su manto nacarado.
Mi
bella dama, apenas una niña solamente,
me
deja quererla, amarla y adorarla
con
toda la pasión que se puede dar
en
un beso verdadero.